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El rol del profesional de enfermería en un Modelo de Atención Centrado en la Persona

Hace unos meses la Sociedad Española de Enfermería Geriátrica y Gerontológica (SEEGG) nos trasladaba una invitación para formar parte en un equipo técnico en el que reflexionar sobre las implicaciones de los cuidados de Enfermería desde la mirada del modelo de Calidad de vida y derechos, modelo que en la actualidad denominados Atención Centrada en la Persona (ACP). Fruto de esta llamada decidimos sumarnos a este equipo de trabajo cuya labor ha quedado plasmada en un documento técnico denominado “Atención Centrada en la persona”, disponible para su lectura y descarga en la página web de nuestra Sociedad Científica.

Dado el interés y la actualidad del tema, a continuación os hemos preparado una breve síntesis sobre las reflexiones que recoge este novedoso material.

Definición y rol de los profesionales

El concepto de Atención Centrada en la Persona, (ACP), es un enfoque que, para algunos de los países más avanzados en políticas sociales (Países Nórdicos, Reino Unido, Australia, Canadá,…), figura desde hace años como uno de los elementos clave en la mejora de la calidad asistencial a las personas mayores.

El objetivo de este enfoque de mejora en la atención es permitir y facilitar que cada persona continúe haciendo lo que le gusta, ofreciéndoles aquellos apoyos necesarios para poder desarrollar esas actividades, tareas, y roles que les permitan mejorar su bienestar personal y emocional. El desarrollo de este enfoque ha sido posible gracias al aporte de muchos autores y tendencias provenientes de diferentes disciplinas (psicología, enfermería, terapia ocupacional, educación, trabajo social, fisioterapia..).

Los objetivos planteados por la SEEGG para el presente trabajo eran:
• Identificar el rol de la enfermera en el modelo asistencial de Atención Centrada en la Persona.
• Proporcionar a las enfermeras geriátricas puntos de reflexión sobre el rol de la enfermera en la Atención Centrada en la Persona en el apoyo al desarrollo del proyecto vital de la persona mayor, en cooperación con otros profesionales.

Partimos de que, bajo la mirada de la ACP, la organización de los sistemas de atención a personas mayores debe basarse en el reconocimiento de las capacidades y respeto a la dignidad, autonomía, cultura, valores y preferencias de la persona. En cualquiera de estos sistemas la interdisciplinaridad va a jugar un papel fundamental. Así, dentro del equipo interdisciplinar cobraría especial valor el rol de la enfermera tanto en lo referente a la valoración integral, como en la elaboración junto con la persona del plan de atención.

Los profesionales sanitarios representan recursos que acompañan a la persona mayor y a su familia con la intención de ayudarles a encontrar aquellos elementos que dan respuesta y satisfacen sus necesidades tanto en el ámbito de la salud como, desde el respeto a sus valores, a sus expectativas de desarrollo personal.

En estos contextos, las enfermeras geriátricas, responsables de la planificación de los cuidados, han ido incorporando un modelo de cuidados que deja atrás las intervenciones basadas en la enfermedad, para centrarse en una perspectiva más integral de la atención a las personas mayores y sus familias. Una mirada que abarca el espectro completo del cuidado, desde la promoción y prevención, hasta la atención de las personas en la etapa final de su vida, y que busca favorecer el bienestar de cada individuo, potenciando sus capacidades y su autonomía decisoria desde una perspectiva holística y personalizada, en la que prima el respeto a sus valores, y en la que cada persona es partícipe y protagonista de su cuidado.

Los cuidados de las enfermeras solamente tienen sentido a partir de la persona, de quién es, de lo que representa en el seno de su entorno social. De manera que los cuidados adquieren significado atendiendo a su realidad y a su forma de vivir.

La enfermera debe de acompañar a la persona en la toma de decisiones, garantizando que las decisiones se toman conscientemente, con la información adecuada y de forma autónoma. Entre sus tareas, realizar una valoración integral de la persona que permita identificar sus necesidades, capacidades, limitaciones, recursos y posibilidades de vida independiente. Es decir, el profesional de enfermería es quién va a determinar las capacidades de la persona teniendo siempre en cuenta su autonomía funcional y capacidad decisoria. Esto ayudará a priorizar las situaciones de intervención, y a planificar conjuntamente (persona – equipo profesional) las actividades a desarrollar para mantener y/o recuperar un mayor grado de independencia acorde a las expectativas de cada individuo, evaluando posteriormente los resultados de dichas intervenciones.

La enfermera es la responsable de proporcionar cuidados tangibles e intangibles, desde la mirada de la persona que acompaña en su experiencia de salud, basándose en el contenido de la relación que se establece en el cuidado, aún cuando delegue en otros profesionales, tareas de la actividad de la vida diaria.

Cuidar conlleva aceptar la autonomía de las personas en el terreno de la toma de decisiones. La comunicación verbal y no verbal, la observación y la historia de vida, junto al respeto de la independencia y libre albedrío del individuo, nos ayudará a conseguir que la persona mayor desarrolle, de la mejor manera posible, su proyecto vital.

El profesional de enfermería debe de mantener una actitud crítica y reflexiva frente a la realidad de las personas y sus derechos, garantizando el disfrute de unos cuidados de calidad y procurando generar, junto al resto del equipo  interdisciplinar que participa en la atención, el impacto necesario para impulsar el cambio de modelo en la provisión de cuidados a las persona mayores.

Es una figura que ejerce de proveedora de formación e información de las personas que cuidan,  bien sean cuidadores no profesionales o profesionales de atención directa. Debido a ello, su responsabilidad en funciones de liderazgo, docencia, motivación, supervisión, etc., resulta imprescindible.

En la actualidad, la práctica profesional enfermera debe de estar basada en cuidados de salud impulsados por la evidencia. Las enfermeras tienen el reto constante de identificar nuevas y mejores formas de dispensar cuidados óptimos para cada persona. Puesto que el proceso de atención de enfermería supone un enfoque deliberado para la resolución o prevención de problemas, el éxito de su aplicación dependerá de los conocimientos, habilidades, y actitudes del profesional, que deberán de ser integrados en un marco ético y teórico de referencia para la práctica asistencial.

 

Autora

Directora del Centro Bermingham

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