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Arte floral y personas con demencia: el Ikebana en Matia

En esta nueva entrega de nuestro blog retomamos una serie de textos a través de los cuales hemos ido descubriendo distintas experiencias que aproximan el arte a las personas con demencia.

En la presente entrevista, Eusebi Zubillaga, natural de Altgarate y en la actualidad vecina del barrio de Antigua de Donosti, nos invita a sumergiros en el mundo de la Ikebana, del japonés “Flor viviente”, término que se emplea para denominar el arte del arreglo floral en el país nipón. Fruto de su actividad como voluntaria en centros de Matia, Eusebi ha encontrado una conexión íntima entre las personas con demencia y las flores. Así lo describe ella:

P - ¿De dónde nace tu interés por el Ikebana?

Eusebi – Un día vi un anuncio muy pequeño y sugerente en el periódico sobre un curso de Ikebana. Llamé a la persona que lo daba y a la semana siguiente estaba en su taller. La primera sesión para mi fue algo llamativo y revelador. Tuve una experiencia fuera de lo normal. Mientras preparaba las flores sentía que toda la naturaleza, incluidos paisajes, montañas, ríos..., toda ella, se ponía a mis pies, acompañada de un “silencio ensordecedor”. Tras esto, durante cuatro años recibí una lección semanal, así, hasta recibir el diploma del maestro japonés Ikenobo.

P - ¿Cual ha sido tu experiencia con las personas con demencia?

Eusebi – En un primer momento tuve dudas de si iba a poder desarrollar con ellas la Ikebana. Con el tiempo descubrí que "no hay demencia”, sino unas personas con muchas ganas de disfrutar de algo nuevo y atractivo como son las flores. Fruto de esta conexión me han llegado numerosas expresiones de agradecimiento, y lo cierto es que todas las personas participantes experimentaron desde el primer día algo que les hizo sentirse "válidas”, "queridas” y con interés para continuar el día siguiente.

A nivel personal la experiencia de estar con estas personas me ha trasmitido una gran paz y admiración, ya que allí se mueven muchas emociones. De ese no valer o no saber del comienzo, a ver cómo todas y cada de ellas se movilizaban interesadas con su arreglo de flores. Era una relación más profunda, más íntima de lo que se produce normalmente.

P - ¿Puedes describir como trabajas con ellas? ¿Que metodología empleas?

Eusebi - Lo primero es sorprender” con las flores que llevo para las composiciones. Después preparar un centro con dulces, bombones... Un minuto de silencio antes de comenzar y ahí todas con afán y gusto dispuestas a realizar su cometido. Cuando acaban el arreglo, me acerco una por una a corregir y ahí las animo e invito a mirar y compartir que es lo que esperan, buscando palabras que coincidan con sus expresiones... Esto es muy importante para ir fomentando su confianza.

Es fundamental también incorporar a los familiares, mostrándoles el arreglo una vez terminado y corregido.

P - ¿Que objetivo tienes?

Eusebi - Lo principal, hacer que vuelvan a sentirse personas valiosas, queridas... Que disfruten del momento y encuentren ilusión a través de un nuevo aliciente diario. Un día la decoración de la mesa, otro las flores, otro los colores... Enseñar el valor y el significado del color para cada una de ellas, escucharlas para saber que flores tienen preferencia al ir a comprar. El concepto es buscar en la flor una representación de cada persona.

P - ¿Que estrategia de comunicación utilizas.? ¿Cómo haces para comunicarte con las personas?

Eusebi - Desde el comienzo de la clase empleo un gesto simple, sencillo, de acoger a todas por igual. Esto funciona. Hay una entrega a nivel afectivo que es muy importante. No hacer preferencias y que lo que se hable sea siempre lo que preocupa a las personas. Hacerles dar un pasito mas adelante con comentarios que sean bonitos, sabios...

P - ¿En que beneficia lo que haces con estas personas?

Eusebi - Hablamos de aspectos como estimulación, disfrute, actividad significativa y personalizada, autoestima, reminiscencia.... La Ikebana alimenta una actitud de esperanza hacia algo que se ve les agrada. Algo se mueve en toda la persona, a nivel afectivo, a nivel físico... Una autoexigencia de afrontar algo nuevo que provoca placer. Todo ello se traduce en esa impaciente espera al día de las flores, como ellas lo llaman, y en comentarios como: “Hoy he resucitado, soy muy feliz. Me ha salido solo.”

Os invitamos a profundizar en una esfera tan apasionante como es la conjucción arte y demencia, y a seguir iniciativas como el proyecto Dementia in Cultural Mediation (DCUM), un programa europeo ErasmusPlus, con participación de Matia Instituto, desde el cual nos aproximamos a multitud de prácticas artísticas y culturales que favorecen la inclusión social de las personas con demencia en su entorno próximo, y por ende, su bienestar. 
 

Algunas orientaciones y claves a tener en cuenta a la hora de lanzarse con un sesión de ikebana

  • Una toma de contacto inicial con la persona facilita conseguir los elementos florales más adecuados a cada persona.
  • Asimismo hay que comprar y organizar un saco, agua, unas tijeras especiales, y otros elementos específicos de el ikebana (kenzan,...).
  • La actividad debe desarrollarse en un espacio tranquilo. El ikebana precisa silencio.
  • Grupos de 7 u 8 personas, cada una con su sitio y con una cerámica del gusto de cada persona en la que colocar sus flores. 
  • Un incentivo al iniciar la clase puede ser ofrecer un dulce.
  • Cada composición debe llevar dos o tres flores para que así quede más armoniosa. 

 

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